Después de varias semanas de avisos por parte de EE.UU y aliados de un posible ataque o invasión por parte de Rusia a Ucrania, a lo que Rusia siempre contestaba que se trataba de simples maniobras militares en sus fronteras, finalmente Putin ha decidido comenzar la que posiblemente sea la 3ª Guerra Mundial.
Tras dos décadas en el poder, con la nostalgia de ver renacer al imperio ruso y unificar todos (o casi todos) los territorios de la época soviética bajo una única bandera, el pseudo-nazi Vladimir Putin y sus secuaces han decidido invadir un país soberano alegando que lo hace para proteger a los ciudadanos del Donbass (región oriental de Ucrania) de la masacre que Ucrania ha estado realizando durante los últimos 8 años.
Si alguien ha estudiado algo de la 2ª Guerra Mundial, puede observar que este individuo ha estado haciendo lo mismo que Hitler cuando llegó al poder, manipulando a los ciudadanía rusa a través de propaganda en medios de comunicación afines, cerrando los que no «colaboraban» con su propaganda y encerrando a personal de dichos medios, eliminando a adversarios políticos ya sea por envenenamiento, tiroteos, suicidios simulados, etc… ¿Y que decir de la persecución a personas del colectivo LGTB? Son señaladas perseguidas, apaleadas en plena calle con total impunidad e incluso detenidas por reivindicar sus derechos, algo similar a lo que el pueblo judío sufrió en la Alemania nazi.
También ha seguido fielmente los principios de la propaganda nazi creados por Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, para así convencer a la ciudadanía rusa de una supuesta «rusofobia» en países occidentales y tener la excusa perfecta para cargar sobre ellos los propios errores de los dirigentes rusos.
Ya solo le falta crear algún ataque de falsa bandera en su propio país para así poder invadir otros países, como hizo Hitler en Polonia en 1939, aunque esto ya lo hizo en 2014 con la ocupación de la península de Crimea y parte del Donbass (Ucrania) con el apoyo de grupo paramilitar llamado Wagner, no utilizando insignias rusas para intentar evitar la condena internacional.
Y el que no lo quiera ver, tiene un problema muy grave.